Inspiración para

El diario de Liberty

Durante mi infancia cuando echaba la vista atrás siempre tuve la sensación de que los años sesenta y setenta habían sido una época muy difusa, llena de color y de luz pero también de muchas sombras.

Por eso cuando pensé en donde iba a ambientar la segunda novela me decidí por la ciudad de San Francisco, un lugar que pasó de ser un núcleo con  una gran influencia del movimiento hippie a la ciudad tecnológica que es hoy en día.

Pero como en la novela previa, el lugar era solo el envoltorio, lo que a mí me interesaba era la historia de una mujer que buscando la figura del padre que nunca tuvo y acabó en una relación tormentosa.

A diferencia de Elizabeth, Liberty nunca se adaptó a la vida que le había tocado vivir, ni con su madre, de la que huyó, ni con su ciudad de donde escapó, ni tan siquiera con su nombre, el cual nunca le gustó. La no adaptación y el querer sentirse libre de ataduras es lo que hizo que se sintiera tan a gusto dentro del movimiento hippie y el compartir una vida desordenada con sus compañeros le llevó a evadirse durante años de sus responsabilidades.

Como ocurría con el Diario de Elizabeth, en el Diario de Liberty se narra también una historia de amor pero, como el periodo en el que se dibuja, es una historia con muchas luces y sombras. Una de esas relaciones con momentos de felicidad intensa, de aquellas parece que se te va a salir el corazón del pecho como suelen decir, combinada con momentos de absoluto desquicie.

Una de las actitudes de algunas mujeres, y tambien de algunos hombres, que más me sorprende cuando estan en pareja es la aceptación del perdón, como un medio de expirar todos los pecados. La mentira, los malos tratos, el adulterio.  En cierta ocasión escuché a una compañera de trabajo decir que le gustaban los hombres fuertes y algo violentos y que si su novio no sentía celos cuando ella estaba con otro chico es que no la quería.

Aquel concepto de amor fue, en parte, base para el personaje de Liberty. Al igual que fueron inspiración todas aquellas mujeres que a pesar de haber sido maltratadas una y otra vez por su pareja, ya sea física o psicológicamente, siguen justificando las actitudes de sus maltratadores y acaban definiendo a su pareja como el gran amor de su vida.